Luxor Egipto

Evan Kingsley escribió el 24/9/2023. Última actualización: 24/11/2024

¿Dónde está Luxor?

Ruinas del templo de Luxor
Las altísimas columnas y estatuas del templo de Luxor son un testimonio de la arquitectura y la civilización del antiguo Egipto.

Bueno, abróchense los cinturones, intrépidos exploradores, porque nos embarcamos en un viaje mágico a la deslumbrante ciudad de Luxor. Enclavada como una reluciente joya en el corazón de Egipto, Luxor es una ciudad moderna acunada por la grandeza de su antigüedad. Flanqueada por el río Nilo a un lado y por los susurrantes vientos del desierto del Sáhara al otro, Luxor se encuentra a unos 650 kilómetros al sur de El Cairo. Así que, si le apetece un viaje en el tiempo a la época de los faraones y los sumos sacerdotes, sólo tiene que seguir el pulso firme del Nilo y éste guiará sus pasos hasta la puerta de Luxor.

Población en Luxor

Aunque los monumentos antiguos griten más fuerte que sus habitantes, no se deje engañar: Luxor no es sólo una ciudad para la eternidad; también es en gran medida una ciudad de hoy. Las esferas del mundo antiguo y del moderno chocan con gracia en Luxor, que cuenta con una población de aproximadamente medio millón de habitantes. Esta gente tiene el privilegio bastante distintivo de vivir en lo que es esencialmente un museo al aire libre. Viven su día a día bajo las largas e imponentes sombras proyectadas por los templos y tumbas de sus ilustres antepasados.

¿Por qué es conocida Luxor?

Antiguas estatuas de Luxor
Los majestuosos Colosos de Memnon se yerguen erguidos a la entrada de la antigua ciudad de Luxor, iluminados contra el crepúsculo cada vez más profundo.

Oigo a sus mentes curiosas tararear: "Entonces, ¿por qué tanto alboroto por Luxor?". ¿Por dónde empezamos? Luxor, queridos amigos, es nada menos que una antología de la grandeza histórica de Egipto. A menudo anunciado a bombo y platillo como "El museo al aire libre más grande del mundo", sus terrenos rebosan de restos colosales de la época de los faraones.

Al este, la ciudad duerme bajo la atenta mirada del espléndido Templo de Luxor y del grandioso Templo de Karnak, que, con sus exquisitos relieves y sus altísimos obeliscos, cuentan fascinantes historias grabadas en piedra. Después, si bailamos bajo el sol y cruzamos el Nilo hacia el oeste, tropezaremos con el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas. Estas antiguas necrópolis son los hogares eternos de muchos faraones poderosos y reinas regias, incluido el famoso niño-rey Tutankamón.

Pero Luxor no es sólo antigüedades y monumentos; es un palpitante centro cultural donde armonizan tradición y modernidad. Sus vibrantes mercados son famosos por las especias y la cerámica, mientras que acontecimientos anuales como el Festival de Cine Africano de Luxor dan fe de su dinamismo cultural.

El tiempo en Luxor

Si desviamos la mirada hacia el cielo, el tiempo de Luxor se asemeja a la suave sinfonía de un clima desértico, serenata tanto a lugareños como a visitantes con bochornosas notas de calor y sequedad. El verano puede tejer un caluroso tapiz, con temperaturas que se disparan hasta los 40 grados centígrados, ¡así que asegúrese de meter en la maleta el sombrero y la crema solar! El invierno, sin embargo, baila con una brisa más fresca, ofreciendo un agradable respiro con temperaturas diurnas que se mantienen en torno a los 20 grados, una época perfecta para hacer turismo, ¿no cree?

Con un vívido manto de historia y un rico ritmo de vida, Luxor no es sólo una ciudad; es una experiencia. Y créanme, amigos aventureros, éste es un libro de cuentos que querrán explorar de principio a fin. Así que agarre su espíritu de descubrimiento y siga las arenas del tiempo: ¡es el escenario de Luxor, y el telón se levanta perennemente!

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Evan Kingsley

Evan Kingsley

Hola, soy Evan. Aunque me ha mordido una piraña, me he quedado tirado en el Sáhara cuando mi camello me abandonó, e incluso he pasado una noche en una cárcel de Bután por una fruta supuestamente robada (¡juro que no la cogí!), me sigue gustando tanto viajar que no creo que deje de hacerlo nunca. Con más de 130 países a mis espaldas, siempre estoy a la caza de la próxima aventura salvaje... ¡espero que con menos mordiscos, traiciones de camellos y malentendidos por la fruta!

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