Visitas a pie para descubrir Roma

Camine una milla corta hasta el corazón de Roma

En primer lugar, tenemos un encantador paseo corto que es perfecto para aquellos que quieran empaparse de la esencia de Roma sin agotar sus pies. Se trata de un paseo de 3 km (1,86 millas) que se completa en aproximadamente una hora. Comenzando en la histórica Colina Capitolina, descenderá hasta las hipnotizantes ruinas del Foro Romano. El peso de los siglos se posará sobre sus hombros, ¡pero no tema! Es de la buena clase de presión; de la que sobrecoge y pone la piel de gallina. A continuación, nos dirigiremos al Colosseo, la superestrella de Roma, donde podrá imaginarse a los gladiadores rugiendo por la libertad. ¿Quién iba a decir que la historia podía darle un subidón de adrenalina?

Una excursión media a las joyas renacentistas de Roma

Nuestra opción de longitud media es una ruta de 5 km (3,1 millas) centrada en la época del Renacimiento, que le llevará unas tres horas. Comenzando en Campo de' Fiori, famoso por su vibrante mercado, se dirigirá a la espléndida Piazza Navona. ¿Podemos hacer una pausa para apreciar aquí la Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini? Impresionante. Después, deslícese hasta el Panteón y susurre un "¡guau!" bajo su enorme cúpula. Su final es una lenta subida a la Escalinata Española. Es una batalla cuesta arriba, pero ¿la vista desde la cima? ¡Che bella vista!

Un largo y pausado paseo por la Roma Eterna

Por último, para los exploradores urbanos más comprometidos, le proponemos un largo paseo de 10 km que le llevará unas 5 horas. Empezará por el glorioso recinto de la Ciudad del Vaticano. Contemple la Capilla Sixtina, donde se encuentra la legendaria "Creación de Adán" de Miguel Ángel. ¿Cómo llegó a pintar tan alto? Me mareo sólo de pensarlo. Saliendo de la Ciudad del Vaticano, se asomará al interior del Castillo de Sant'Angelo antes de desfilar por la Piazza del Popolo, donde Roma se despliega en todo su encantador caos. Por último, dé un tranquilo paseo a lo largo del río Tíber, un remanso de paz alejado de las bulliciosas avenidas de Roma. Al final, ninguna piedra quedará sin voltear, ninguna historia sin contar en esta Ciudad Eterna.